Evidentemente cuando el mercado entra en una fase
bajista siempre es muy complicado saber dónde se va a frenar e intentar dibujar
un suelo de mercado. Es lo más difícil y siempre es preferible comprar un
valor, o índice o cualquier activo que sea después de frenar las caídas e
iniciar el rebote. Es el dicho de no coger con la mano un cuchillo que está
cayendo ya que siempre es preferible dejarlo caer al suelo para cogerlo
tranquilamente por el mango.
Pero la sensación que nos trasmiten los últimos
acontecimientos con los inversores vendiendo acciones a cualquier precio bajo
la premisa de que estamos en una crisis similar a la de 2007 y que es la mejor
forma de preservar el capital, o que el mercado le va a dar la oportunidad de
comprar más barato dentro de unos meses, nos hace pensar que el suelo puede
estar muy cerca, sobre todo en las bolsas europeas. Sólo hay que pensar que en
el primer trimestre del año todo el mundo quería tener renta variable europea
en las carteras. El inicio de año ha sido el mejor de las últimas décadas y si
unimos el recorrido de los primeros meses junto a la recuperación desde los
mínimos de octubre del año pasado las subidas fueron espectaculares. El DAX
inició el año con subidas del 24.6% en los tres primeros meses y del 48.3%
desde los mínimos de octubre. El Eurostoxx un 19% y 37.5% en las mismas fechas,
el Ibex un 13% y 26%, el MIB 30 italiano un 23% y 37% y así casi todos. Y si
miramos a China vemos que el índice de la bolsa de Shanghai había subido un
59.85% en el año hasta máximos de junio y nada menos que un 154% desde los
mínimos de junio del año pasado.
Viendo estos datos está claro que la idea de que los
tipos de interés en mínimos obligaría a los inversores a tomar riesgo en renta
variable funcionaba y los índices respondían con subidas. A final de año
parecía que la recuperación desde octubre era sólo para maquillar el cierre de
ejercicio, pero a medida que en enero y febrero seguía la tendencia, todo el
mundo tenía claro que con el bono alemán a 10 años casi al 0% y el BCE
anunciando un QE hasta septiembre de 2016 los activos de riesgo y las bolsas
europeas en particular eran “trending topic”. Y sin embargo en cuanto comenzó
el BCE a comprar bonos en marzo se inició el cambio de tendencia. Y es que era
el momento de máxima euforia por lo que el techo estaba cerca.
Y es que desde hace semanas estamos reiterando que las
bolsas y mayoría de activos financieros no se están comportando según los
fundamentales macro y micro. Se están dejando llevar por las sensaciones de los
inversores, es decir por la masa. Al igual que a principios de año la bolsa
subía a pesar de que Grecia se enfrentaba claramente a la posibilidad de salir
del euro o impagar sus deudas, es decir, nadie echaba cuenta de las noticias
negativas, ahora la sensación es bajista y nadie oye las noticias positivas y
sólo filtramos las noticias negativas a la hora de tomar la decisión.
En el siguiente gráfico se muestran las fases del
ciclo del sentimiento del inversor. Según el sentimiento de los inversores se
puede pronosticar (según los analistas que siguen la teoría del comportamiento
de las masas) el punto de máximo riesgo financiero y el punto de máxima
oportunidad financiera.
Trasladado al comportamiento de los índices europeos
es difícil saber a ciencia cierta en qué fase del ciclo de sentimiento nos
encontramos. Pero entiendo que las fuertes caídas de agosto responden a una
fase de pánico, y ahora podemos estar entrando en las fases de capitulación o
quizás abatimiento. Y es que mientras más tiempo dure el terreno lateral en el
que están inmersos los mercados y sobre todo, si se producen nuevos mínimos
respecto a los que se marcaron en la semana del 24 al 28 de agosto, más
probable es que los inversores entren en la fase de capitulación.
De todos los principales índices, quizás sea el de la
bolsa española el que esté más cerca de la capitulación. Y es que tras varios intentos
de recuperar la zona de 10.000 puntos se ha ido de nuevo a cotizar por debajo
de 9.500 con caídas fortísimas de valores con bastante peso en el Ibex y que
muchísimos inversores minoristas pensaban que no podría caer tanto cómo lo ha
hecho.
Si observamos el gráfico vemos que el verdadero
soporte del Ibex estaba situado en la zona de 9.600 puntos. Por ahí pasaba el
38.2% de recorte de toda la subida desde 2012 y los mínimos de este año y
cierres de octubre del año pasado. Más abajo el soporte está en 9.270 que son
los mínimos de final de 2013 y por último la zona más clara de soporte para el
Ibex se sitúa en 8.900 puntos que son los máximos del verano del 2013 y el 50%
de recorte de toda la subida desde 2012.
No sabemos si el suelo lo hará ahora (recuperando el
9.600 podría generarse) o si continuarán las correcciones a las zonas
comentadas, pero conjugando los dos gráficos anteriores sí que podemos decir
que entre los niveles actuales y la zona de 8.900 puntos se encontraría el
punto de máxima oportunidad financiera. Si compramos ahora corremos el riesgo
de que el mercado siga en la fase lateral bajista y terminemos desesperándonos
por no tener beneficios a corto plazo y entremos en la fase de capitulación y
abatimiento y vendamos en el peor momento.
A corto plazo por tanto no hay que esperar una
recuperación en “V”, pero a medio plazo sí que es bastante probable que la
apuesta a niveles actuales en renta variable genere rentabilidades atractivas.
En el resto de Europa Tenemos al Eurostoxx 50 también en zona de soporte.
Estamos en la línea que une los mínimos desde 2012 y por abajo tenemos el nivel
de 3000 puntos (mínimos de agosto y enero de este año) y por abajo la zona de
2.890 es la zona de mínimos de octubre del año pasado y el 50% de toda la
subida desde los mínimos de 2011.
En el gráfico he dibujado el canal alcista iniciado en
el verano del 2011. Al igual que a principios de año la euforia provocó que el
Eurostoxx rompiera el canal alcista por arriba (con anuncio del QE), ahora la
posible capitulación del mercado puede provocar la pérdida momentánea del canal
alcista a las zonas comentadas.
Y todo esto motivado simplemente porque China va a
crecer un 6.8% en vez de un 7%. Las empresas europeas han tenido muy buen
cierre del segundo trimestre a pesar de que el crecimiento de la eurozona ha
sido sólo del 1.3%. El beneficio por acción (BPA) de las compañías europeas
aumentó un 6% interanual en el segundo trimestre de 2015 gracias a unas mejores
condiciones de crédito y a la depreciación del euro. Así que a pesar del bajo
crecimiento la micro sigue yendo bien. Pese a que en ese periodo el crecimiento
del PIB de la eurozona fue algo inferior a lo esperado, la mejora del entorno
económico continúa respaldando a los mercados regionales de renta variable. Las
valoraciones de la renta variable europea se han rebajado tras las recientes
correcciones lo que, combinado con el buen crecimiento de beneficios registrado
por tercer trimestre consecutivo, podría generar interesantes puntos de entrada
y hay que tenerlo en cuenta.
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