A lo
largo de las última semanas estamos comentando que lo vivido este verano (meses
de agosto y septiembre) ha sido una sobre reacción de los mercados a las
posibles implicaciones de una ralentización de la economía china sobre la
economía mundial. Pero visto la reacción de octubre, da la sensación de que lo
que realmente ha ocurrido ha sido una “limpieza” de las que suele ocurrir cada
cierto tiempo en el que las manos fuertes sacuden el árbol para “echar del
mercado” a los inversores que no admiten la volatilidad de los mercados de
renta variable. En el mes de agosto y septiembre se han visto precios de ganga
en determinados valores o sectores que sólo estas “manos fuertes” han sido
capaces de ver cómo una oportunidad de compra. A final de septiembre decíamos
que se daban todos los argumentos
para que se produjese un suelo de mercado.
Los
mercados mejor posicionados para atraer a los inversores seguimos pensando que
son los de renta variable europea. Los resultados empresariales no han sido
malos (salvo lo comentado días atrás sobre los sectores de energía, materias
primas y autos), y se reúnen todos los condicionantes para que los próximos
trimestres sean incluso mejores. A día de hoy tenemos los siguientes
condicionantes a favor:
·
En Europa los tipos van a estar en mínimos
históricos bastante más tiempo de lo que se estimaba hace meses. Esto provoca
que los inversores estén obligados a asumir riesgos si quieren obtener
rentabilidad, y lo más importante, abarata muchísimo los costes de financiación
a las grandes compañías (cotizadas de los principales índices) y poco a poco
está provocando que el crédito fluya poco a poco a las economías domésticas y
PYMES.
·
El Euro, con el BCE amenazando que puede ampliar
su programa de recompra de activos en plazo o cantidad, seguirá estando débil
los próximos meses. Es quizás el principal factor a favor de la renta variable
europea. Nuestras compañías ganan competitividad respecto al resto del mundo.
Nos abarata las exportaciones y encarecen importaciones, por lo que aumenta el
consumo de productos propios.
·
Materias primas y energía en mínimos históricos.
En Europa somos importadores netos de estos dos factores productivos, por lo
que tener precios baratos, provocará que aumenten los márgenes de beneficios de
las empresas europeas.
·
No hay problemas de inflación pero tampoco se
vislumbran problemas de deflación. Las tasas de inflación subyacentes se
mantienen estables y mucho más cerca del 1% que del 0%.
·
La tasa de desempleo mantiene la senda de
descenso de los dos últimos años (actualmente en el 10.8% frente al 12.3% de
2013) pero aún lejos de la tasa de pleno empleo. Es un escenario ideal para las
compañías cotizadas. Por un lado aumenta la confianza de los consumidores y con
ello el consumo y por otro lado, aún no hay presiones para que aumenten los
costes laborales.
·
El entorno político es el que aún ofrece dudas.
La crisis de refugiados, la incertidumbre sobre Cataluña en España, el problema
griego sólo parcheado entre otros, son factores que generan riesgo a corto
plazo.
De
todos los índices europeos, el que más se beneficia de todos estos factores
comentados es el DAX. Esta semana se ha publicado el dato de exportaciones
alemanas de septiembre. Han subido un 2.6% frente al 2% estimado recuperándose
del mal dato de agosto en el que corrigieron un 5.2%. El dato de la balanza
comercial (exportaciones de mercancías menos importaciones) ofrece a cierre de
septiembre un saldo de 22.900 millones de euros, muy cercano a máximos
históricos. En el siguiente gráfico se aprecia la evolución histórica de la
balanza comercial de Alemania, en la que sólo en las grandes crisis del 90-92;
2000-2002 y 2007-2010, la balanza comercial sufrió importantes correcciones.
Así
pues, el comportamiento del DAX alemán puede ser un indicador adelantado para
las bolsas europeas. Hoy precisamente el DAX está liderando las bolsas europeas
con subidas por encima del 1% y se encuentra muy cerca de la línea que une los
máximos del año y la media de 200 sesiones. Si supera la zona de 11.000 puntos
podemos dar por finiquitado el susto bajista de este verano y retomar la
tendencia alcista.
Es
verdad que aún hay cierta preocupación sobre la ralentización de la economía
china y sobre todo, que los precios de las materias primas no terminan de
repuntar y esto hace dudar de las expectativas de crecimiento futuro. Pero si
esperamos a que estas incertidumbres desaparezcan, quizás tengamos a la renta
variable europea de nuevo en máximos del año y sea tarde para incorporar riesgo
a la cartera. Además, un país en el que se
duplican las ventas de Iphones, donde Coca Cola o McDonalds despachan un 10%
más de refrescos y hamburguesas o donde se venden un 40% más de automóviles
marca Mercedes, no es un país que esté al borde del abismo. Eso es lo que ha
ocurrido en China en el último trimestre, si lo comparamos con el mismo período
del año anterior. China crece menos pero crece de forma distinta, y crece de
una forma en la que las empresas europeas se verán beneficiadas. Antes crecían
haciéndonos la competencia (la industria del mundo) y ahora lo hacen vía
consumo doméstico, y a los chinos le gusta consumir productos europeos y de
Estados Unidos.
Así pues, no entiendo por qué no se pueden romper al
alza las resistencias que estamos viendo estas últimas jornadas en la renta
variable europea. Si miramos el rabioso corto plazo, vemos que hemos subido
mucho desde los mínimos de septiembre, pero si miramos el largo plazo, lo que
apreciamos es que este verano se ha rebotado en claros soportes de largo plazo.
Y lo más importante, si miramos el entorno que rodea a las empresas europeas,
comprendemos que es un entorno mucho más favorable del que nos pensamos.
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