miércoles, 11 de noviembre de 2015

El Dax alemán puede marcar el camino de las bolsas europeas.


A lo largo de las última semanas estamos comentando que lo vivido este verano (meses de agosto y septiembre) ha sido una sobre reacción de los mercados a las posibles implicaciones de una ralentización de la economía china sobre la economía mundial. Pero visto la reacción de octubre, da la sensación de que lo que realmente ha ocurrido ha sido una “limpieza” de las que suele ocurrir cada cierto tiempo en el que las manos fuertes sacuden el árbol para “echar del mercado” a los inversores que no admiten la volatilidad de los mercados de renta variable. En el mes de agosto y septiembre se han visto precios de ganga en determinados valores o sectores que sólo estas “manos fuertes” han sido capaces de ver cómo una oportunidad de compra. A final de septiembre decíamos que se daban todos los argumentos para que se produjese un suelo de mercado.  

Los mercados mejor posicionados para atraer a los inversores seguimos pensando que son los de renta variable europea. Los resultados empresariales no han sido malos (salvo lo comentado días atrás sobre los sectores de energía, materias primas y autos), y se reúnen todos los condicionantes para que los próximos trimestres sean incluso mejores. A día de hoy tenemos los siguientes condicionantes a favor:


·         En Europa los tipos van a estar en mínimos históricos bastante más tiempo de lo que se estimaba hace meses. Esto provoca que los inversores estén obligados a asumir riesgos si quieren obtener rentabilidad, y lo más importante, abarata muchísimo los costes de financiación a las grandes compañías (cotizadas de los principales índices) y poco a poco está provocando que el crédito fluya poco a poco a las economías domésticas y PYMES.

·         El Euro, con el BCE amenazando que puede ampliar su programa de recompra de activos en plazo o cantidad, seguirá estando débil los próximos meses. Es quizás el principal factor a favor de la renta variable europea. Nuestras compañías ganan competitividad respecto al resto del mundo. Nos abarata las exportaciones y encarecen importaciones, por lo que aumenta el consumo de productos propios.

·         Materias primas y energía en mínimos históricos. En Europa somos importadores netos de estos dos factores productivos, por lo que tener precios baratos, provocará que aumenten los márgenes de beneficios de las empresas europeas.

·         No hay problemas de inflación pero tampoco se vislumbran problemas de deflación. Las tasas de inflación subyacentes se mantienen estables y mucho más cerca del 1% que del 0%.

·         La tasa de desempleo mantiene la senda de descenso de los dos últimos años (actualmente en el 10.8% frente al 12.3% de 2013) pero aún lejos de la tasa de pleno empleo. Es un escenario ideal para las compañías cotizadas. Por un lado aumenta la confianza de los consumidores y con ello el consumo y por otro lado, aún no hay presiones para que aumenten los costes laborales.

·         El entorno político es el que aún ofrece dudas. La crisis de refugiados, la incertidumbre sobre Cataluña en España, el problema griego sólo parcheado entre otros, son factores que generan riesgo a corto plazo.

De todos los índices europeos, el que más se beneficia de todos estos factores comentados es el DAX. Esta semana se ha publicado el dato de exportaciones alemanas de septiembre. Han subido un 2.6% frente al 2% estimado recuperándose del mal dato de agosto en el que corrigieron un 5.2%. El dato de la balanza comercial (exportaciones de mercancías menos importaciones) ofrece a cierre de septiembre un saldo de 22.900 millones de euros, muy cercano a máximos históricos. En el siguiente gráfico se aprecia la evolución histórica de la balanza comercial de Alemania, en la que sólo en las grandes crisis del 90-92; 2000-2002 y 2007-2010, la balanza comercial sufrió importantes correcciones.
 
 
 

Así pues, el comportamiento del DAX alemán puede ser un indicador adelantado para las bolsas europeas. Hoy precisamente el DAX está liderando las bolsas europeas con subidas por encima del 1% y se encuentra muy cerca de la línea que une los máximos del año y la media de 200 sesiones. Si supera la zona de 11.000 puntos podemos dar por finiquitado el susto bajista de este verano y retomar la tendencia alcista.



 
Es verdad que aún hay cierta preocupación sobre la ralentización de la economía china y sobre todo, que los precios de las materias primas no terminan de repuntar y esto hace dudar de las expectativas de crecimiento futuro. Pero si esperamos a que estas incertidumbres desaparezcan, quizás tengamos a la renta variable europea de nuevo en máximos del año y sea tarde para incorporar riesgo a la cartera. Además, un país en el que se duplican las ventas de Iphones, donde Coca Cola o McDonalds despachan un 10% más de refrescos y hamburguesas o donde se venden un 40% más de automóviles marca Mercedes, no es un país que esté al borde del abismo. Eso es lo que ha ocurrido en China en el último trimestre, si lo comparamos con el mismo período del año anterior. China crece menos pero crece de forma distinta, y crece de una forma en la que las empresas europeas se verán beneficiadas. Antes crecían haciéndonos la competencia (la industria del mundo) y ahora lo hacen vía consumo doméstico, y a los chinos le gusta consumir productos europeos y de Estados Unidos.

Así pues, no entiendo por qué no se pueden romper al alza las resistencias que estamos viendo estas últimas jornadas en la renta variable europea. Si miramos el rabioso corto plazo, vemos que hemos subido mucho desde los mínimos de septiembre, pero si miramos el largo plazo, lo que apreciamos es que este verano se ha rebotado en claros soportes de largo plazo. Y lo más importante, si miramos el entorno que rodea a las empresas europeas, comprendemos que es un entorno mucho más favorable del que nos pensamos.    

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