martes, 10 de marzo de 2015

El QE de Draghi rompe la resistencias de los bonos y del euro pero no de la renta variable

Está claro que el inicio del QE con compras de 60.000 millones de euros al mes por parte del BCE está provocando una nueva escalada de los precios de la renta fija. Beneficiando sobre todo a la renta fija de los países periféricos con la excepción de Grecia, que la mayoría de analistas y sobre todo la prensa alemana, tienen claro que no podrá pagar todo lo que debe. En el siguiente gráfico se aprecia que los principales plazos de los bonos del tesoro español están en mínimos históricos. El 2 años español por primera vez en la historia por debajo del 0.10%, el 3 años nunca ha cotizado por debajo del 0.2% cómo lo hace ahora y el 5 años no ofrece ni siquiera un 0.5%. El 10 años también está hoy rebasando a la baja el 1.25% y para conseguir más de un 2% hay que aumentar la duración de la cartera hasta 30 años.



Está claro, como hemos venido repitiendo a lo largo del presente ejercicio, que los inversores que compran estos bonos no lo hacen porque piensen que Europa se va a instalar una deflación y recesión durante la próxima década y la rentabilidad real de la inversión en estos activos será más rentable que la de la bolsa. Sin duda alguna, las compras de estos bonos son sólo explicadas por la especulación. Especulación entendida como el fenómeno de comprar algo sabiendo que está caro sabiendo (o creyendo saber) que en poco tiempo lo podremos vender más caro. Creo que en España sabemos bastante de eso sobre todo si nos fijamos en las compras del ladrillo desde 2002 al 2007.

Y es que la renta fija europea no se está rigiendo por los fundamentales de los estados miembros ni de la economía en su conjunto. Se rige por un exceso de demanda sobre la oferta. No hay suficientes bonos en el mercado secundario cómo para que la actuación del BCE no interfiera artificialmente en la formación de los precios de los activos de renta fija. Sólo sabemos algo seguro, y es que el comprador (BCE) no quiere activos que renten menos del 0.2% (hoy, aunque en próximas reuniones podría incluso bajarlo), ni tampoco activos de más de 30 años. Todo lo demás es susceptible de ser comprado.

Sabemos la cantidad y calidad de los activos y quién los compra. Pero y ¿quién los vende? Evidentemente quien los tiene. Pero los tenedores no parecen tener ni ganas ni prisas por vender un activo que en los últimos años no ha sufrido volatilidad alguna y rentabilidades incluso superiores a las de la renta variable. Los principales tenedores de la deuda europea son aseguradoras, que normalmente tienen estos activos en cartera vinculados a pasivos que machean sus flujos y por tanto no pueden deshacerlos alegremente. También las tesorerías de los grandes bancos son otros tenedores, que quizás tengan más predisposición para venderlos y hacer caja. Pero tendrían que aflorar plusvalías y habría que analizar hasta qué punto les conviene. Los fondos soberanos sobre todo de China, son otros fuertes tenedores de esta deuda, pero la tienen en cartera más por diversificar en divisas solventes que por otro aspecto más relevante, por lo que no parece otra fuente de vendedores potencial. Y por último, son los fondos de inversión y de pensiones los principales tenedores de renta fija europea. El problema para estos fondos, es que están siendo el principal vehículo de inversión de los ahorradores europeos ahora que los depósitos están en mínimos históricos. La entrada de dinero en estos vehículos obliga a los gestores a invertirlo en el mercado, por lo que son más compradores que vendedores.

En definitiva, la renta fija europea es un mercado que actualmente no se rige por fundamentales sino por un exceso de demanda sobre una oferta limitada. Así que es muy complicado hacer pronósticos para predecir hasta cuándo y por cuanto tiempo seguirán bajando las tires de los bonos del estado. Lo que está claro es que sigue habiendo recorrido, y sólo cuando la prima de riesgo con otros activos, o ya no haya más recorrido adicional, será el momento de una clara rotación hacia otro tipo de activos.

De momento es el repunte de “la prima de riesgo” con Estados Unidos el más significativo. Nunca el bono americano (repuntando por los buenos fundamentales de su economía) había ofrecido un diferencial sobre la rentabilidad del bono alemán tan alto como el que vemos hoy. Comprar un bono de Estados Unidos a 10 años ofrece una tir del 2.19% frente al 0.287% del bono alemán. En el gráfico se aprecia que sólo en los inicios del euro se llegó a cotas similares.



Y la prima de riesgo de la renta variable, con los índices dudando en plenas resistencias (tanto europeos como americanos), pues será interesante y podremos ver un flujo de la renta fija a la renta variable en cuanto los índices se acerquen a soportes o superen las resistencias. Actualizo los gráficos de la semana pasada en los que analizaba los posibles soportes.

Evolución del IBEX 35. Comentábamos que la zona entre 10585-10750 podría ser la zona de soporte más clara para nuestro selectivo. 10.921 fueron los mínimos de la semana pasada. Un cierre por debajo de este nivel podría desencadenar este recorrido bajista.



El Eurostoxx 50 podría corregir hasta la zona de 3.400 puntos.



Y muy claramente se puede apreciar cómo el Mib 30 italiano y el Sectorial bancario europeo no han podido superar los máximos del año pasado. Evolución del MIB 30 Italiano.



Evolución del sectorial bancario europeo.



  
Y esta inyección de euros a mansalva está provocando claramente la pérdida de soportes del euro frente al dólar que ha perdido el 61.8% de toda la subida desde el año 2000.  



Exactamente ocurre lo mismo con el soporte del euro frente a la libra.



Así pues, cuando el mercado no está respondiendo a los fundamentales, sino a la oferta y demanda controlado por el BCE, es muy difícil hacer pronósticos. Debemos saber que en la deuda europea se ve claramente especulación y este dinero que especula en este activo buscará otros activos en cuento se vea el final del recorrido del mismo. Habrá que ir vigilando los movimientos y de momento seguir la tendencia que no es otra que apostar por la deuda europea.


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