La macro ha vuelto a decepcionar a los mercados. La
semana pasada, la tercera revisión del PIB del primer trimestre de Estados
Unidos ha sido del -2,9% frente al -1% de la revisión anterior. Además, en
Europa los PMI y el IFO alemán, que suelen ser indicadores adelantados
salieron todos peor de lo esperado y por debajo de los datos del mes anterior.
Sólo la inflación de Estados Unidos y Alemania han dado cierto respiro. Esto
demuestra que las subidas de los mercados de renta variable están siendo
apoyadas más por las actuaciones de los bancos centrales que por la situación
económica. Seguimos pensando que estamos en un panorama ideal para mantener
el terreno lateral entre los máximos del año y las resistencias que se
superaron hace unas semanas.
Situamos los soportes en los niveles de 10.600 del Ibex
y 3.200 del Eurostoxx en Europa. No obstante, esta divergencia entre el
comportamiento de la renta variable y los datos macro, somos conscientes de que
se está produciendo gracias a la complacencia de los bancos centrales, que
están manteniendo los tipos artificialmente en mínimos durante más tiempo del que
podíamos imaginar hace años. Precisamente esta actitud de los bancos centrales
está provocando que la aversión al riesgo esté desapareciendo. Ahorradores muy
conservadores, que sólo ponían su dinero en depósitos a la vista, ahora están
invirtiendo en fondos o productos estructurados comprando rentabilidades
pasadas.
Así pues, aunque desde principios de año estamos
comentando que la tendencia de las bolsas es claramente alcista y, que de haber
un recorte, no lo contemplamos como riesgo, sino como oportunidad de compra,
empieza a ser una amenaza el que todos los inversores se estén colocando en la
misma dirección. Nos explicamos. El mercado está obligando a todos los
inversores a tomar riesgos, y la volatilidad de los activos está en mínimos
históricos. Ya parece que estamos olvidando que los mercados pueden caer. Un
fondo o activo de perfil conservador (renta fija a corto o medio plazo) lleva
ya muchos meses sin sufrir ninguna corrección. Y la renta variable cuando
corrige, recupera rápidamente todo lo perdido. Así pues, aunque no consideremos
que sea el escenario más probable, la probabilidad de una sorpresa negativa
está aumentando significativamente y hay que tenerla en cuenta.
La mejor manera de actuar en estas situaciones es no
adelantarse comprando en soportes, sino esperar a que estos soportes funcionen
e incrementar riesgos con el rebote. El sectorial bancario, que es el que
comentábamos el viernes que era el principal índice a vigilar, se mantiene en
la zona de soporte pero no termina de entrar dinero.
Y es que si el sectorial bancario pierde la zona de
190 puntos, es difícil que el Eurostoxx 50 consiga rebotar en la zona de 3.200 puntos.
En el siguiente gráfico de la tendencia alcista desde 2012 se aprecia que si se
produce un cierre por debajo de 3.200, hay serio riesgo de una corrección mayor
a la zona de 3.000 puntos.
Y si miramos a Estados Unidos, el S&P500 está
justo en la parte superior del canal alcista que se puede dibujar desde los
mínimos de 2009. El dato de caída del PIB del -2.9% en el primer trimestre es el
peor dato en un periodo no recesivo de esta economía en la historia, y el
S&P500 sigue en máximos. Lo cierto es que nos adentramos en el sexto año de
expansión económica en EEUU con crecimientos cercanos al potencial, el empleo
retornando a niveles previos a la crisis y la FED no termina de avisar de la
posibilidad de subidas de tipos. En el gráfico se observa que el S&P500
podría caer hasta la zona de 1.800 puntos y sólo sería un retroceso hasta la
media de 50 sesiones, hecho que se ha producido en varias ocasiones desde el
2009. Es más, desde el punto de vista técnico podría corregir hasta la zona de
1.700 puntos y no sería más que una corrección hasta la base del canal alcista.
Por tanto, desde el punto de vista tanto técnico como
fundamental, pensamos que no es momento de aumentar riesgos, sino que hay que
aumentar liquidez para mantenerla a la espera de las oportunidades que pudieran
surgir este verano. Y de haber correcciones, mejor esperar a que los mercados
reboten en soportes que adelantarse.
Para esta semana lo más relevante serán los datos
de empleo e ISM en EE.UU. y, en Europa, la inflación de junio y la reunión
del BCE. No se espera ninguna medida por parte del BCE aunque sí que
el mercado estará atento a las posibles pistas que de Draghi en la rueda de
prensa acerca de la posibilidad de acometer más pronto que tarde el programa de
compra de activos (Asset backs Securities o ABS por sus siglas en
inglés), la que sería la QE europea. Las primas de
riesgo y las divisas siguen estables
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