Hace ya más de 6 años
que se produjo la caída de Lehman. Desde entonces, está claro que es la
actuación de la reserva federal la que dicta el devenir de los mercados. Ayer
en la lectura de las actas de la última reunión de la Fed se dijo que el
organismo está preocupado por el débil crecimiento global que puede afectar a
sus positivas previsiones para la economía de Estados Unidos. Según sus
estimaciones, su economía crecerá 3.0% en los próximos 18 meses, el desempleo
caerá a 5.0% para finales del 2016 y la inflación se acelerará lentamente de
regreso a 2.0% en los tres próximos años.
Sin
embargo, fue precisamente su preocupación por la desaceleración global y la
fortaleza del dólar y el mensaje de algunos de los miembros de la FED los
miembros de la Fed incidieron en que el momento de la primera subida de tipos y
su senda posterior dependerán de los datos que se vayan conociendo y sus
implicaciones para la perspectiva futura. En este sentido, algunos
participantes apuntaron que la actual previsión sobre los tipos sugiere un
"periodo más largo" antes de que comiencen a elevarse los tipos y una
senda posterior más gradual de lo que parece apropiado dadas las condiciones
económicas y financieras.
En
definitiva, lo que hace unas semanas preocupaba al mercado era que los tipos de
interés podrían subir en el primer trimestre del 2015, ahora parece
descartarse. Estados Unidos seguirá teniendo tipos en mínimos durante más
tiempo del estimado. Y es que si en 1.40 era a Draghi al que le preocupaba la
fortaleza del euro, ahora es a la FED a la que le preocupa la fortaleza del
dólar. Tal y como venimos comentando desde este verano, parece que los niveles
entre 1.25-1.30 son niveles en los que ambos bancos centrales se encontrarían
cómodos.
En el
estudio que hicimos ayer veíamos cómo el dólar estaba prácticamente en máximos
respecto al resto de monedas. Esto, evidentemente debe traducirse en una caída
de exportaciones y aumento de importaciones, haciendo menos competitivas a las
compañías americanas. Ayer el mensaje de la FED provocó que el dólar se diese
la vuelta y la tir de los bonos americanos corrigiese con fuerza.
Evolución
del euro frente al dólar. Claro rebote esta semana al tocar el nivel de 1,25.
Si consiguiese recuperar el soporte perdido de 1.275-1.28 se debería
estabilizar en la zona de 1.28-1.3 euros.
En
cuanto a los bonos destaca la caída de rentabilidad de los bonos a corto plazo.
El bono de estados unidos a 2 años esta semana ha pasado del 0.55% al 0.42%.
Sin duda el mercado descuenta que los tipos tardarán en subir en Estados
Unidos.
Lo
mismo ocurre para el plazo de 5 años.
Y él
10 años americano se ha ido a mínimos anuales.
Tipos
de nuevos a mínimos o por más tiempo del previsto, riesgos de crecimiento
global, y ningún riesgo de inflación por parte de los bancos centrales, no
parece que sea el terreno más apropiado para que la renta variable sea el
activo más atractivo. Sin embargo, cómo veíamos ayer, estamos en soporte y en
soporte los inversores se declinan por comprar. Como solemos decir, los
inversores que se rigen por el análisis técnico compran en soporte (les da
igual las noticias) ya que saben que pueden limitar bastante sus pérdidas al
deshacer inmediatamente posiciones si los soportes se pierden. De todos los
índices, me quedo con el Russell 2000, que era el índice americano más lejos de
los máximos del año. Ayer, tras una apertura claramente bajista, echó a los
inversores que tenían los stops muy ceñidos y ahí se dio la vuelta cerrando en
máximos de la sesión a las puertas del nivel crítico de 1.100 puntos.
Europa
también se anima a rebotar en los soportes. El Eurostoxx en la base del canal
alcista iniciado en el verano del 2012.
Y el
DAX se ha girado al alza justo al tocar el nivel de 9.000 puntos.
No
obstante, al igual que comentábamos el lunes. Este ánimo comprador en todo tipo
de activos (bonos y renta variable) no será fiable para las acciones en tanto
no se incrementen las expectativas de inflación. Este rebote puede tener
continuidad hasta las medias de 50 sesiones que se rompieron la semana pasada,
pero para superarlas, necesitamos que las expectativas de inflación europeas
repunten. Si esto se produce, los inversores harán caja en la renta fija para
apostar definitivamente por la renta variable en general y europea en
particular (por las razones comentadas en las claves de ayer).
De
momento las expectativas de inflación siguen muy deprimidas, por lo que hay que
tener mucha cautela con la exposición a renta variable. Esta semana las
expectativas a 10 y 30 años en Europa se han ido a mínimos anuales, mientras
que las de más corto plazo están muy cerca de los mismos. Evidentemente esto
está provocando que el bono alemán a 10 años cotice en mínimos anuales.
En
definitiva, aunque estamos claramente en soportes, se necesitaría la
confirmación del rebote superándose las medias de 50 sesiones para pensar que
el rebote tenga continuidad. Los inversores de más corto plazo deben aumentar
riesgos con la idea de deshacerlos si nos acercamos en Europa a las medias de
50 sesiones o si se pierden los mínimos semanales. Los de más largo plazo, es
preferible retrasar el aumento de riesgos a que repunten las expectativas de
inflación.
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