A
final de la semana pasada comentábamos que los inversores de corto plazo
estaban dominando la tendencia pero ya habían llevado a la mayoría de índices a
zonas clave de soporte de largo plazo. El viernes cerramos la semana en mínimos
y el inicio de la semana con las bolsas asiáticas de nuevo en “modo pánico” nos
hacía temer que estos soportes se perderían y pensar que los alcistas de largo
plazo podrían estar perdiendo la batalla.
Sin
embargo, a pesar de que la bolsa de Shanghai corrigiese un 5,33% y el petróleo
un 5.28%, las bolsas europeas y de Estados Unidos consiguieron aguantar los
soportes e incluso estuvieron durante gran parte del día en positivo. Así pues
la excusa de caída del China y del petróleo que tiró a las bolsas de países desarrollados
los primeros días del año, esta semana no podemos utilizarla. Desde el viernes
pasado al cierre de ayer el petróleo ha caído un 8.20% y la bolsa de Shanghai
un 7.44%. Sin embargo el Eurostoxx 600 está en positivo (sube un 0.55% a cierre
de ayer y un 2% contando el día de hoy), mientras que el S&P500 sube un
0.87% en los dos primeros días de la semana y los futuros vienen con una subida
adicional del 0.8%.
Actualizo
los gráficos de los principales índices de Europa y de Estados Unidos en velas
semanales. Vemos que en el Eurostoxx 600 esta semana se está iniciando un
rebote en la base del canal alcista que une los mínimos desde 2011….
Mientras
que en el S&P500 está ocurriendo exactamente lo mismo al alcanzar la base
del canal alcista iniciado en 2009 (es espectacular cómo está respetando el
canal tanto por arriba cómo por abajo).
Así
pues, parece quedar claro que el mal arranque de año basándose en la excusa de la
caída del petróleo y de China no tiene tanto fundamento. Incluso inversores de
prestigio como Soros hizo cundir el pánico al decir en una entrevista
"Cuando miro a los mercados financieros me recuerda a la crisis que
tuvimos en 2008". Nosotros pensamos que lo vivido entre diciembre y enero
ha sido una excusa para echar del mercado a los inversores menos pacientes o
que no son conscientes de que la rentabilidad va asociada a riesgo. No hay que
olvidar que en este "juego" juegan los mejores y éstos suelen
sacudir el árbol antes de recoger los frutos.
Las
tremendas correcciones tanto de China como del petróleo tendríamos que ponerla
en contexto. El índice que está corrigiendo con fuerza en China es el de la
bolsa de Shanghai. Desde los máximos de junio del año pasado cae nada menos que
un 43% y desde los máximos de diciembre la caída alcanza un 20%. Pero no
tenemos que olvidar que este índice subió un 173% desde junio del 2014 hasta
junio del 2015. Ante esta tremenda subida las bolsas de países desarrollados y
ni tan siquiera la bolsa de Hong Kong acompañaron el movimiento. ¿Por qué
acompañamos en la bajada y no en la subida? En el siguiente gráfico vemos el
comportamiento de la bolsa de Shanghai (abierta a inversores más particulares)
comparado con la bolsa de Hong Kong. Se aprecia claramente que lo que se está
produciendo es una corrección de la exuberancia vivida el año pasado.
Y hablando de exuberancia, debemos poner en un contexto de largo plazo los precios del petróleo. Es irracional la caída desde 100 dólares o lo irracional es la subida en los últimos años desde 15 dólares hasta 140 dólares (subida desde el año 2000 hasta 2008). En el siguiente gráfico vemos que el petróleo se movía desde el año 80 hasta el 2005 en un rango volátil pero estable entre 15 y 40 dólares el barril. Este era su precio “natural” en base a precios históricos. Sin embargo, a partir del 2005 debido al aumento de demanda por crecimiento de potencias como China, el precio escaló en forma de burbuja y las correcciones están siendo como todas las típicas de burbujas de precios, es decir caídas en vertical.
Además
hace sólo una década se pensaba que las reservas de petróleo eran finitas y
muchos informes de analistas de prestigio auguraban un petróleo entre 200 y 300
dólares el barril. Esos mismos especialistas ahora dicen que el petróleo se va
a 20 dólares el barril. Cómo todo activo el precio lo marcará la oferta y
demanda evidentemente. La oferta sabemos que no es finita ya que ha mejorado
muchísimo la tecnología y eficiencia en la extracción hasta tal punto que hoy
sacan el petróleo hasta de las piedras (literalmente). Y la demanda cada vez
está menos correlacionada con el crecimiento mundial debido a que tanto
empresas como gobierno ante una década con los precios del petróleo en torno a
80 dólares por barril de promedio, se han ido encargando de reducir la
dependencia del crudo en su mix de consumo energético. Así pues, desde el punto
de vista técnico podríamos decir que el petróleo podría volver a situarse en el
lateral de finales del siglo pasado entre 20 y 40 dólares el barril.
Evidentemente
no podemos comparar precios de hoy con los de hace más de 30 años. En el
siguiente gráfico comparo la evolución de estos precios del petróleo con el
Indice de precios del consumo de EStados Unidos (ambos en términos normalizados
a base 100 en enero del 87). De esta forma es cómo mejor podemos comprobar la
exuberancia de los precios del petróleo. En las últimas décadas se aprecia que
los precios del petróleo sí que tenían algo de relación con el IPC (el IPC parecía
una media de largo plazo). Eso se rompió a partir del 2005 y ahora el petróleo
cotiza de nuevo por debajo de la “supuesta media”, algo que nos podría indicar
que la caída ha sido exagerada.
Por
tanto, si el precio del petróleo se estabilizara entendemos que el rebote de
los mercados debería tener continuidad. Además esta semana comienza la
temporada de publicación de resultados que es el dato que nos dirá si los
mercados están baratos o caros. De momento el lunes se presentó los resultados
de Alcoa, líder en producción de aluminio. Las ventas fueron en línea con lo
estimada (5.245 billions frente a 5.303 estimados) pero el BPA sorprendió fuertemente
al alza (la empresa generó 4 centavos por acción frene a sólo 1.7 centavos
estimados). Esto nos da pie a pensar que el mercado está demasiado pesimista
respecto a los resultados de las compañías por lo que es bastante más probable
que haya sorpresas positivas que negativas que hagan mantener apuestas por la
renta variable por parte de los inversores.
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