martes, 3 de febrero de 2015

El repunte del precio del petróleo anima las expectativas de inflación

En las primeras jornadas de este año insistía en la importancia de que el precio del petróleo hiciera suelo e intentase formar un rebote. Las expectativas a la baja de inflación tanto en Europa como en Estados Unidos, hacen que los inversores busquen refugio en los bonos, e incluso los más pesimistas piensen que la deflación se instalará en Europa igual que lo hizo en Japón en los 80. Sin embargo, desde el viernes pasado, el precio del petróleo está dando claros síntomas de querer hacer ese suelo. Ya comentábamos que si todos los analistas (o la mayoría) pensaba que el barril llegaría a 40$ o incluso más abajo, era el primer síntoma de que el suelo estaría cerca.

Pues bien, desde los mínimos del jueves pasado, el West Texas sube un 17%, y hoy cotiza por encima del soporte perdido de 50 dólares el barril.




¿El motivo? A priori, el mismo que el que ha motivado la bajada. El precio del petróleo se rige por expectativas de oferta y demanda. Con la OPEP diciendo que no iba a bajar la producción y Estados Unidos pasando de importador a exportador de este activo, unido a  la menor demanda por el menor crecimiento global, está claro que el precio se veía presionado a la baja. Sin embargo, tras la presentación de resultados de la semana pasada de importantes compañías del sector, queda patente que aunque la demanda no vaya a crecer, la oferta sí que disminuirá. Casi todas las compañías petrolíferas han comunicado que a estos precios ya están cerrando instalaciones, congelando proyectos, despidiendo empleados. Incluso las pequeñas compañías, están pasando por problemas financieros (o al menos así lo descuenta el mercado), y puede que dentro de unos meses haya menos compañías en este sector, sobre todo si el precio del petróleo continuase a la baja.

Por tanto, es evidente, que se empiece a descontar que fuera de la OPEP, habrá recortes de producción, y esto equilibrará oferta y demanda. Es más, aunque no soy experto en el sector, entiendo que las grandes compañías del sector, reducirán la producción en los pozos menos rentables y harán acopio de reservas allá donde el precio esté más barato (cualquier inversor puede a través del mercado de futuros, comprar un barco cargado de esta materia prima). En definitiva, no parece que el escenario más probable sea el que veamos el precio del petróleo en niveles por debajo de 40 dólares (o al menos durante un tiempo). Está claro que la estrategia de la OPEP era luchar por la nueva industria más tecnológica del Fracking de Estados Unidos, y parece que lo están consiguiendo.

Pero lo que importa es que este rebote del petróleo hace que aumenten las expectativas de inflación. Tanto en Europa como en Estados Unidos. En el gráfico de las expectativas de inflación europeas se aprecia claramente el rebote, sobre todo en los plazos más cortos. Y sobre todo, llama la atención la divergencia de estos días entre la evolución del bono a 10 años alemán (sigue bajando las tires, línea azul) y las expectativas a cinco años (línea verde)



Lo mismo ocurre con las expectativas de inflación en Estados Unidos.



Y si las expectativas de inflación aumentan, le quitan atractivo a los bonos y esto es bueno para la renta variable. De ahí que desde principios de año insistamos que es necesario que el precio del petróleo y de las materias primas reboten o al menos se estabilicen para que la renta variable pueda continuar al alza. El índice genérico de materias primas está muy sobrevendido y cotizando en niveles claros de soporte. No digo que tenga que rebotar, pero a estos precios la lógica nos hace pensar que es más fácil ver un rebote que nuevas caídas.  




Si al rebote del petróleo, unimos el hecho de que el ministro de finanzas griego ha comunicado que es posible que haya acuerdo con los socios europeos para pagar o refinanciar su deuda, pues tenemos las bases para pensar que la renta variable, sobre todo la europea, pueda continuar la tendencia de inicio de año. 

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