Alexis Tsipras ha señalado en una entrevista en la
televisión griega que si los
acreedores hubiesen ofrecido la semana pasada un acuerdo sostenible,
Grecia pagaría hoy al FMI. Es decir, que ahora está trasladando a sus votantes
que la culpa del impago de Grecia hoy al FMI no es de él sino de sus socios
europeos que no le pagan lo que su país debe y se comprometió a devolver cuando
rescataron a Grecia tras asumir importantísimas quitas a cambio de unas
reformas que no ha llevado a cabo.
¿Cómo puede pretender pedirle a sus acreedores que le
presten dinero de forma gratuita y decirle que no se lo va a devolver? Y lo más
irritante es lo siguiente. Como no se atreve a decir que había engañado a sus
votantes prometiéndole cosas que sabía que no podía hacer realidad, ahora le
pasa el “marrón” a los ciudadanos griegos para que certifiquen la salida de
Grecia del Euro.
Pues no,
aunque no todo lo que está ocurriendo en Grecia esta semana sea culpa de
Tsipras (la herencia no era la mejor posible), lo que ha acelerado los
acontecimientos y ha llevado en sólo 6 meses a Grecia a un “corralito” y la más
que posible salida de Grecia del Euro ha sido la llegada al poder de Syriza. El
problema de Grecia no es sólo que el macro-estado no va a poder devolver todo
lo que debe (175% del PIB) sino que sus bancos estarán quebrados la semana que
decidan abrir sus puertas. Las fotos de este fin de semana de los griegos
haciendo cola en los cajeros es sólo la punta del Iceberg. Los altos
patrimonios griegos bien asesorados ya habían comenzado a sacar los euros no
sólo de los bancos sino del país. En el siguiente gráfico se aprecia cómo la
salida de depósitos comenzó a final del año pasado, justo cuando se adelantaron
elecciones y Syriza ya apuntaba a ser el partido de gobierno. Según
elblogsalmón.com, desde noviembre del 2014 hasta ahora, han salido de los
bancos 42.000 millones de euros, entre 200 millones de euros y 500 millones
de euros por día y 4.000 millones de euros sólo en junio. Es más según la
prensa los ahorradores griegos entre el lunes y el viernes de la semana pasada
llegaron a retirar 4.200 millones de euros.
Así pues, se vote “si” o se vote “no” el próximo
domingo, el principal problema al que se enfrenta Grecia no es el de su deuda
sino la necesidad de rescatar a la banca. ¿Se atreverá el partido de extrema
izquierda a decirle a sus votantes que hay que pedir más dinero a sus socios
europeos para salvar a la banca que tanto han criticado? Y es que un banco por
muy solvente que sea, no puede soportar más de una semana con todos sus
depositantes haciendo cola para retirar sus ahorros. Están abocados a la
quiebra y todo el mundo lo sabe. Es más, mañana mismo, cuando se produzca el
impago de Grecia el FMI, el BCE deberá decidir si sigue prestando asistencia
financiera de urgencia a los bancos de un país que ha hecho default. Pero es
que aunque lo haga, los bancos no tienen colateral suficiente para seguir
recibiendo esa asistencia financiera que necesitan.
Y después de todo esto, llega el señor Tsipras y dice
que ellos quieren permanecer en el euro. Quiere todas las ventajas de la
Eurozona y de Europa sin asumir ninguna de sus responsabilidades. No parece
que haya a estas alturas forma de que consigan revertir la situación actual
salvo saliendo del euro y volviendo al Dracma y tener un banco central
independiente que imprima billetes y deprecie su moneda al menos un 50% o 70%,
con un estado fallido que no puede conseguir financiación externa y con los
ciudadanos perdiendo casi todo su poder adquisitivo. La pérdida de poder
adquisitivo que exigen los acreedores a los pensionistas sería nada comparado a
lo que tendrán. Para hacer el equivalente en pesetas y poder entenderlo, los
pensionistas podrían cobrar de media 500.000 pesetas o la renta que quiera
poner el gobierno, pero esas 500.000 pesetas podrían ser perfectamente 200 euros.
Y no lo digo
yo. La semana pasada el gobernador del Banco de Grecia aprovechó para lanzar un
mensaje al primer ministro griego de que debería asegurar que llegue a un
acuerdo con sus socios europeos, ya que las consecuencias económicas serían
desastrosas para Grecia. Dice que no llegar a un acuerdo llevaría a Grecia en
un camino muy doloroso, comenzando con la suspensión de pagos con grandes
riesgos para el sistema bancario y para la estabilidad financiera y, por
último, a la salida del Euro y dice que muy probable, la salida de la Unión
Europea (UE) también.
Así pues, la
labor ahora de la instituciones europeas no debería ser tratar de salvar a
Grecia (su destino ya lo ha decidido su presidente), sino de salvar a Europa.
Tenemos cortafuegos suficientes y datos en la mano que demuestran que la
decisión (más sacrificada a corto plazo) que tomaron países como España,
Irlanda y Portugal) está resultando ser la más acertada, como demuestran las
tasas de crecimiento y la mejoría de la financiación externa. El BCE seguirá
comprando bonos del resto de países periféricos por lo que los especuladores
tienen limitada la posibilidad de apostar por que algún nuevo país periférico
siga los pasos de Grecia.
Está claro que
en euros o en Dracmas, Grecia no va a poder pagar todo lo que debe y ahora la
unión europea debe negociar con Grecia una quita razonable de su deuda. Y en
cuanto se sepa cuál es esa quita, ya todos podremos cuantificar las pérdidas
para los estados que le han prestado el dinero a Grecia, se provisionarán y
acabará el problema de Grecia para sus acreedores. Y en unos meses, el mercado
se olvidará de Grecia. Aunque sea duro para los ciudadanos griegos, pero es la
verdad de los mercados. La volatilidad actual se mantendrá hasta que se
eliminen las incertidumbres, pero el mercado sabe que los bancos griegos están
abocados a la quiebra y que los estados no van a poder recuperar lo que
prestaron a Grecia.
Y como lo
saben, debería estar descontado. Ayer las bolsas europeas perdieron todo lo
ganado la semana pasada, por lo que pase lo que pase no aparenta que sea un cisne negro.
Tal y como estamos comentando desde principios de junio sí que es sorpresa que
el Grexit se esté adelantando en el tiempo. Esperábamos que hubiera un acuerdo
de último minuto y retrasar la salida de Grecia del Euro para cuando la
recuperación de la economía europea fuese más consistente.
Pero ahora, con la más que
probable salida de Grecia del euro, la posibilidad de un giro alcista de los
índices de renta variable a corto plazo disminuye y aumenta la posibilidad de
que los índices europeos busquen soportes en niveles inferiores. En el gráfico
del Eurostoxx 50 comparado con su volatilidad implícita (V2x) se aprecia que el
rebote de la semana pasada no tuvo continuidad confirmado por nuevos máximos de
la volatilidad. Habrá de nuevo que esperar a que se relaje la volatilidad para
incrementar riesgos. Podría ser el nivel de 3.300 puntos el nivel de soporte
relevante que se encuentra el Eurostoxx 50.
En el gráfico
del Eurostoxx 50 se aprecia la multitud de soportes que tiene el Eurostoxx 50
desde los niveles actuales hasta la zona de 3.300 puntos. Así que tras estas
correcciones, a buen seguro habrá muchos inversores tratando de encontrar
oportunidades dentro de la renta variable europea.