Ayer el FMI
calmó los ánimos de las bolsas europeas al decir que no le cuadran los números
en las medidas que ha planteado el gobierno griego. Y es que sólo hay que
echarle un vistazo a los números que presentaron…
1. La nueva propuesta griega se
aplicaría de inmediato y no el 1 de enero de 2016.
2. Ajuste de 8.000 millones de euros
(2.700 en 2015 y 5.200 2016), gracias a una subida de impuestos, a la reforma
del sistema de pensiones y al recorte de gastos en defensa.
3. Superávit primario del 1% en
2015, 2% en 2016, 3% en 2017 y 3,5% en 2018, que es lo que pretendían los
acreedores.
4. IVA 6%, 13%, 23% (660 millones en
2015 y 1360 millones en 2016). Son los tramos que existían pero algunos bienes
y servicios pasan a escalas superiores.
5. Recorte jubilaciones anticipadas
60 millones en 2015 y 300 en 2016.
6. Sube edad jubilación 67 años en
2025.
7. Subida del 4% al 5%
contribuciones salud de jubilados (135 millones en 2015 y 250 en 2016).
8. Subida contribuciones sociales 4%
a empresas y empleados (350 millones en 2015 y 800 en 2016).
9. Recorte gasto defensa (200
millones en 2016).
10. Impuesto de 12% empresas que
ganen más de 500.000 euros (900 millones en 2015).
11. Subida del IS del 26% al 29% (410
millones).
12. Venta de licencias de tv +
impuesto a la publicidad (100 millones en 2015).
13.
Además de un
impuesto a ricos y lujo sin cuantificar.
…. Para darse
cuenta de que los griegos siguen sin ver cuál es el problema del país. No se
trata de aumentar los ingresos sino de reducir los gastos. Y subida de
impuestos en un país en recesión y con altísimas tasas de fraude fiscal, nunca
tendrán éxito.
Evidentemente, el
escenario de que haya un acuerdo esta semana sigue siendo el más probable.
Hoy tenemos reunión del Eurogrupo para debatir de nuevo las propuestas y el
jueves y viernes hay cumbre europea. Entiendo que con las posturas más
acercadas, tres días de negociaciones, el vencimiento al FMI la semana que
viene, el BCE inyectando cada día millones de euros al sistema bancario
heleno, y la presión del mercado, habrá antes de que acabe la semana una
foto con Tsipras y sus acreedores dándose la mano aprobando una nueva patada
hacia adelante.
Pero todo el
mercado sabe que Grecia no puede pagar todo lo que debe y lo de esta semana
es una negociación “cosmética”, palabra a la que nos estamos acostumbrando
a oír de los discursos de nuestros políticos. Por tanto, tras el acuerdo de
esta semana habrá que ir pensando y descontando en nuestros escenarios una
nueva fase de negociaciones mucho más dura que la vivida este semestre para
negociar un tercer plan de rescate en la que los acreedores solicitarán
recortes de gastos que Tsipras no va a aceptar, por lo que el escenario de que
Grecia acabe saliendo del Euro a medio plazo es hoy igual de probable que hace
sólo una semana. Incluso no se descarta nuevas elecciones en Grecia. Lo único
que ha cambiado en nuestro escenario es que la probabilidad de que la salida
del euro sea en julio se ha reducido drásticamente.
Y este último
matiz es importante y muy positivo, lo que ha posibilitado el giro alcista del
mercado.
Entiendo que no era el momento para que Europa afrontase la salida de Grecia
del Euro, ya que la situación macro, aunque es realmente buena, no es
la mejor para afrontar un hecho tan relevante. La recuperación europea es
incipiente y necesitamos mayor consolidación de los datos macroeconómicos para
afrontar la salida de Grecia del Euro. Si esto ocurre, la salida de Grecia del
Euro no debería contagiar al resto de Europa.
Así pues el entorno
al que nos enfrentamos hasta final de año será un entorno más volátil, con
distintas fases de crecimiento económico (Europa en fase inicial del ciclo,
desaceleración en EE.UU pero creciendo por encima de su potencial,
Latinoamérica bordeando la recesión y Asia creciendo con fuerza pero por debajo
de su potencial), y tipos de interés bajos. En este entorno, pues hay
que seguir apostando por carteras diversificadas con activos descorrelacionados
y poco volátiles y visión alcista de largo plazo para la renta variable, riesgo
en la renta fija de largo plazo, aunque sigue habiendo recorrido para los bonos
corporativos de grado de inversión y high yield.
Esto para una
visión a largo plazo. Para los inversores más a corto plazo, el rebote generado
tras evitar el colapso de Grecia esta misma semana es una clara ocasión para
reducir riesgos en cartera. Y con la volatilidad que promete el ruido griego,
vemos complicado que los índices europeos superen los máximos del año, por lo
que entre los niveles actuales y los máximos del año, serán oportunidades para
reducir riesgos en cartera. Y para estos mismos inversores, la recomendación es
seguir aprovechando los repuntes de volatilidad que se suelen traducir en
correcciones del mercado para aumentar de nuevo los riesgos en cartera.
Esto último es
lo que tenemos que tener más claro. La macro y los bancos centrales seguirán
apoyando la tendencia, y por eso los incrementos de volatilidad deben ser
aprovechados para incrementar riesgos en cartera (sobre todo de renta variable)
en vez de dejarnos llevar por el pánico. Y es que la salida de Grecia del Euro
este año o en el próximo ya no sería una sorpresa y por tanto está en buena
parte descontada por el mercado.
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