Olvidémonos por un momento de los resultados de las
elecciones al parlamento Europeo. Olvidémonos de que los datos macro no
terminan de ser tan positivos cómo se podría prever hace unos meses, y también
de la crisis de Ucrania, y de que los vaivenes del mercado no parecen marcar
una tendencia definida. Ayer en las claves exponíamos que a pesar de que
estamos en máximos anuales, sí que hay margen de recorrido adicional para los
mercados de riesgo en general y las bolsas europeas en particular.
Además, con las bolsas americanas cerradas el lunes,
ayer se volvió a ver que los índices americanos que más habían corregido desde
marzo, fueron los que mejor se comportaron. Por ejemplo el Russell 2000 abrió con un hueco de escape y cerró en máximos de la
sesión justo un poco por encima de la media de 50 sesiones. Es una señal
claramente alcista.
Lo mismo ocurrió con el Nasdaq Composite.
Y quizás más claro el comportamiento del Nasdaq 100. A cierre de la semana
pasada rompió lo que parecía una figura bajista de cambio de tendencia en forma
de Hombro Cabeza Hombro y esta semana ha confirmado esa ruptura. No tiene
validez ya esa figura y el hueco alcista con el que abrió ayer demuestra que
muchos inversores que apostaban a un cambio de tendencia están deshaciendo
posiciones comprando en este mercado.
Todos estos gráficos tienen muy buen aspecto alcista y
con gran probabilidad, estos índices deberían volver a atacar máximos
históricos. Sin duda las actuaciones de los bancos centrales obliga a los
inversores a que poco a poco asuman más riesgos en las carteras si quieren
obtener rentabilidad. Pero la mejoría no sólo se está viendo en la renta
variable, en máximos de los últimos años o históricos según el mercado. Es más
apreciable en la renta fija. En el siguiente gráfico vemos al tipo de interés al que se están financiando
las compañías europeas a cinco años.
La línea blanca es la evolución de la TIR exigida a un
bono con rating inferior a BBB- (bono basura) europeo. Los emisores europeos
que acuden hoy al mercado a financiarse lo consiguen a tipos inferiores al 3.5%
frente a niveles del 14% a los que lo hacían a principios del 2009 tras la
quiebra de Lehman. La línea verde muestra los tipos exigidos a las empresas
europeas con mejor rating (Hasta BBB-) y la amarilla es para el sector
financiero con rating superior a BBB-. Todas las empresas en Europa se están
financiando a precios más bajos que nunca.
Pero lo
mejor para las empresas no es que los tipos estén en mínimos, sino que sigue
habiendo muchísima demanda para sus emisiones. No sólo de renta fija, sino de ampliaciones de capital. Los bancos
europeos están aprovechando esta coyuntura para hacer macro ampliaciones en las
que la demanda supera la oferta (Deutsche Bank, Espíritu Santo, Monte Pashi di Siena,
etc.…). Las empresas en estas fechas están preparando sus balances para
acometer un nuevo ciclo alcista de los mercados con sus cuentas mucho más
saneadas.
Pero no sólo las empresas. Los estados, incluso los
periféricos a pesar de existir aún amplias primas de riesgo frente a Alemania,
se están financiando más barato que nunca. En el siguiente gráfico se aprecia
cómo España se está financiando más
barato que nunca en la historia en todos los plazos, excepto a 30 años.
He puesto una línea horizontal en los mínimos de antes
de la crisis. En este gráfico es muy significativo que en el año 2000 y en el
2007 los tipos de interés eran prácticamente iguales en todos los plazos, es
decir, la pendiente de la curva era plana. Hoy hay casi más diferencia que
nunca entre el plazo de 2 y 30 años, es decir pendiente positiva que indica que
podemos estar en el inicio del ciclo bursátil.
Además, siguiendo con la renta fija y simplificando
que la deuda emitida es el 100% del PIB podemos llegar a la siguiente
conclusión. Según el resumen de nuestra deuda según Bloomberg actualmente el vencimiento promedio de nuestra deuda es
5.73 años al tipo medio del 4.26%. Gracias a la reducción de los tipos de
interés, en los últimos trimestres hemos conseguido alargar algo la duración y
reducir el cupón de la misma ya que en el segundo hace un año la duración era
5.6 años y el cupón era del 4.33%.
Pues bien. El
bono de referencia a 6 años (usamos este por ser el que tiene una duración
más cercana al promedio de nuestra deuda) está evidentemente en mínimos
históricos, por debajo del 2%. En el gráfico se aprecia que históricamente este
bono se ha movido entre el 3% y el 5%.
Si tenemos
en cuenta que hasta final de 2016 tenemos entre vencimiento e interés tenemos
vencimientos por importe de 423.000 millones de euros. Si lo unimos a unas
necesidades de cubrir un déficit promedio de un 4% anual hasta final de ese
ejercicio estaríamos hablando de unas necesidades de financiación de unos
525.000 millones de euros en los dos próximos años. Manteniendo la duración,
hoy podríamos financiarnos a ese plazo al 1.8%. Si hacemos el supuesto de que
en los próximos años nos financiamos al 2%, por estos 525.000 millones de euros
pagaríamos unos intereses anuales de 10.500 millones de euros frente a los
22.365 millones actuales. Es decir, que reduciríamos el coste de financiación
en unos 12.365 millones de euros. Esta cantidad supondría más del 1% sobre el
PIB actual. Es decir que sólo por lo que nos ahorraríamos de pagar intereses,
deberíamos añadir en los próximos años el menos un 1% de mayor crecimiento de
nuestro PIB.
Así pues, con la fuerte mejoría de los mercados desde
que los bancos centrales están actuando en los últimos años, la mejoría se está
reflejando claramente en las cotizadas y en las emisiones de los países. En la
economía real aún no se está reflejando, y es por eso que la posible medida que
anuncie el BCE la semana que viene para conseguir que también las Pymes accedan
a financiación barata, posibilite que la mejoría de los mercados tarde o
temprano se traslade a la economía real. Si esto es así, será más fácil que los
escenarios optimistas que comentábamos en las claves de ayer, se cumplan.
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